Hoy, en el siglo XXI, es posible alcanzar el éxtasis sin vestir hábito, en compañía y con independencia de creer o no en Dios: basta con ir a ver una obra de Rafael Álvarez «El Brujo».
Hoy, en el siglo XXI, es posible alcanzar el éxtasis sin vestir hábito, en compañía y con independencia de creer o no en Dios: basta con ir a ver una obra de Rafael Álvarez «El Brujo».
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