«No, tenía que hacer algo mucho más complejo pero que recordara aquello de ‘al principio fue el Verbo’, y respetara la frescura, el humor y la espontaneidad con las que se transmitían las historias» cuando se escribió el ‘Evangelio’ de Juan.
El espectáculo de El Brujo es tan sencillo como contar el evangelio. Y su talento tan descomunal como para demostrar en dos horas sus poderes ultraterrenales. La coherencia y la ambición de Rafael Álvarez le han llevado a plantear un teatro puro, en absoluto artificial, absolutamente profundo.