Desde que yo era niño la noche de Navidad me gustaba mirar las estrellas. Un poco antes de la cena mientras mi madre preparaba la mesa yo me escapaba a mi habitación y miraba por la ventana un buen rato. Mi infancia no fue de Papá Noel sino de los Reyes Magos. Esa historia de que los Reyes Magos venían del Oriente siguiendo una estrella me parecía algo maravilloso.
La luz es el misterio más grande del universo, eso dicen los físicos. Y es un misterio inteligente, y habla, pero a los físicos ese lenguaje todavía los desborda. En todas partes hay luz, eso dicen. Aunque sea en el rincón más remoto del universo allí hay luz. Hasta en los agujeros negros hay luz. Sólo que allí la luz está atrapada, aunque la luz no tiene masa. Eso es lo que dicen los físicos. O sea que la luz es algo así como una pizza enorme, infinita, pero sin masa. Pero al agujero negro eso le da igual, él se la come como si la tuviera.
No hay quien entienda estas cosas y por eso mirar al cielo es algo tan especial porque cuando ya no intentas entender, pero sigues mirando, entonces empiezas a contemplar. Los antiguos miraban las estrellas y sabían que ahí había mensajes escritos, como en un jeroglífico, y que en algún momento algún sabio, estudiando y contemplando, los podría descifrar. Los Reyes Magos eran algunos de esos sabios. Cuando yo era niño yo no sabía nada de eso pero me gustaba mirar las estrellas la noche de Navidad.
Yogananda enseña lo que es “la estrella polar de tu vida”. Una puerta que conecta tu anatomía física con tu anatomía espiritual. No puedo decir más y no sé si lo que digo lo digo bien. Es una puerta de entrada al mundo interior, “ al reino de la luz” … “ donde las luces materiales se desvanecen en rayos de omnipresente bienaventuranza…”Pero para experimentar esto hay que meditar y meditar y tal vez contemplar en silencio las estrellas.
Una vez una psicóloga (argentina) me dijo lo siguiente: si volvieras a ser el niño que fuiste y llamaras a una puerta y te abriera el hombre que eres ahora, tu, el niño, que le dirías a ese hombre. Yo contesté: le diría “Gracias porque no me has traicionado“. Lo dije así de pronto sin saber por qué.
Tal vez porque yo sigo mirando las estrellas en cualquier época del año y cuando estoy inspirado siempre parecen decirme lo mismo: «Es Navidad, siempre es Navidad».
Un abrazo para todos y Feliz Navidad 🌟
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